Nos descubrimos envueltos
Entre cometas enajenados, seduciendo.
Sendero con fugaz creación
nos cautiva,
Agonizamos sobre luz irresistible,
En silencio desdeñado.
Lejos, la bruma las frondosidades
se hacen íntimas, pasajeras.
Esa ternura lóbrega, sola
y negra
Es desertora, mientras viajamos
Cercados por las manos,
enamorados
En la encarnada sombra de
hastío y tempestad.
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